En cartelera: Jordania Crédito: Nadine Toukan - Jordan Spanish
Texto de Matthew Teller
Fotografías de George Azar
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Hasta el 2008, Jordania tenía solo un largometraje realmente nacional.
Egipto abrió el camino al cine árabe y le siguieron Marruecos, Argelia y muchos otros países. La industria cinematográfica de El Cairo en las décadas de los años 1940, 1950 y 1960 fue prolífica y muchas producciones de esa época son consideradas como películas clásicas. Pero esas décadas de predominio, donde la cultura visual egipcia era omnipresente en el mundo árabe, detuvieron el desarrollo de la producción cinematográfica en otras partes.
La primera película jordana, Siraa fi Jarash (Lucha en Jarash), se estrenó en 1957. Considerada mitad película de gángsters, mitad documental, fue financiada de forma independiente por un grupo de amigos y dirigida por uno de ellos, Wasif Alsheikh. Las escenas con diálogos bastante tiesos se intercalan con tomas del lugar, algo inusual para un drama, que muestran las atracciones naturales e históricas de Jordania.
Pero no se sostuvo el desempeño. Por más de medio siglo directores extranjeros filmaron en Jordania, en especial David Lean (Lawrence de Arabia, 1962) y Steven Spielberg (Indiana Jones y la última cruzada, 1989). Algunas películas árabes de esa época se relacionaban con Jordania, pero los cineastas jordanos aspirantes tenían muy poco apoyo institucional. Hasta que gracias a una serie de eventos fortuitos hace diez años, Nadine Toukan regresó a su ciudad natal, Amán, la capital de Jordania.
En uno de los locales populares de ensaladas y batidos de frutas de los lujosos barrios de Amán, Nadine Toukan, de unos 40 años de edad, pausa para pensar antes de contestar con una voz dulce la pregunta que le hice sobre su carrera profesional.
“Me gusta verme como creadora, una conectora de puntos”, dice.
Reconocida como productora o productora ejecutiva de muchas de las películas que se crearon en Jordania durante los últimos 10 años, Nadine comenzó su profesión en Publicidad. En la década de los años 1990, cambió de rumbo para ayudar a establecer el primer éxito web de Jordania, un portal de entretenimiento de los primeros años de Internet llamado Arabia Online. Pero aún después de mudarse a la vanguardista ciudad de Dubái durante el auge de las empresas web en 2000 y 2001, ella sabía que su corazón pertenecía a otro lugar.
“Me di cuenta de que quería arremangarme y [trabajar] en lugar de observar y comentar. Eso pienso de mí: contribuyo a la creación de posibilidades. Deseaba cierto alcance”, dice.
De vuelta en Amán, la creación de contenidos para la Web correspondió perfectamente con la creación de contenidos para el cine. Nadine debatió hacer un documental sobre la historia antigua de Petra con el célebre fotógrafo jordano Rami Sajdi. Desarrollaron una propuesta, pero se toparon con una barrera de escepticismo por parte de las empresas productoras de cine y televisión.
“Todos decían: ‘¿A quién le importa? Nunca van a poder hacerlo’. Eso para mí era fascinante”, comenta Nadine.
Algunos podrían haberse rendido. Los más contenciosos podrían haber iniciado una pelea. Pero este personaje alegre, discretamente fuerte, comenzó a buscar otra forma.
Su pasión coincidió con los planes del gobierno jordano de crear la Comisión de Cine Real (RCC), en parte para atraer producciones extranjeras al país, pero también para fomentar el desarrollo de la industria cinematográfica local. Invitaron a Nadine a dirigir el programa de la RCC para descubrir y desarrollar talentos locales.
Ella sabía que empezaría desde cero.
—Naji Abu Nowar
Una de sus primeras iniciativas era establecer vínculos con el instituto Sundance, una entidad sin fines de lucro de EE. UU. fundada por Robert Redford para estimular el talento cinematográfico. En 2005, Nadine contribuyó para traer a Jordania el laboratorio de escritura de guiones de Sundance, donde mentores y cineastas se reúnen en un retiro para perfeccionar ideas.
“Me encontraba en Inglaterra cuando mi hermana me habló sobre la Comisión Real de Cine y me dijo que una colega suya, Nadine Toukan, formaba parte de ella”, recuerda el director jordano Naji Abu Nowar cuando nos encontramos en el fresco balcón de una empresa productora cinematográfica en Amán.
“Yo deseaba hacer películas árabes, pero no pensé que regresar a Jordania fuera una opción. No había ninguna perspectiva de la industria cinematográfica allí. Hablé con Nadine y dijo que yo debía postularme para el laboratorio de guionistas de Sundance del Medio Oriente. El laboratorio cambió mi vida por completo. Trabajar con estos escritores me dio un nuevo enfoque de lo que significa ser guionista. Nadine es la razón por la cual estoy hoy aquí”, afirma.
El laboratorio se convirtió en un evento anual y este año celebra su décimo aniversario en Jordania. Abu Nowar puede indicar a varios cineastas destacados que se beneficiaron con su influencia, entre ellos los participantes del primer año Cherien Dabis, Sameh Zoabi y Najwa Najjar. “Todos asistieron al laboratorio”, dice.
“Wadjda [la primera película saudí dirigida por una mujer, Haifaa Al Mansour] pasó por el laboratorio. Cualquier película árabe que nombres y que haya ganado premios, esta pasó por el laboratorio. Es una marca de calidad del trabajo y eso es gracias a Nadine”.
A medida que la RCC comenzó a atraer a los directores internacionales a Jordania, entre ellos a Brian de Palma (Redacted [Samarra]), Nick Broomfield (Battle for Haditha [La Batalla de Hadiza]) y Kathryn Bigelow (The Hurt Locker [En Tierra Hostil]), también puso en marcha un plan junto con la Universidad del Sur de California (USC) de Los Ángeles para fundar el Instituto de Artes Cinemáticas del Mar Rojo, IACMR, que ofrece el único programa de maestría en cine en el Medio Oriente.
Sin embargo, Nadine comenzó a sentir las restricciones de trabajar en una institución del sector público. Se fue de la RCC para hacerle frente a la barrera de escepticismo que inhibía el apoyo a la industria cinematográfica local.
Conoció a un cineasta jordano radicado en California, Amin Matalqa, quien le mostró un guión que estaba escribiendo con un amigo, Laith Majali. Según Nadine, el guión tenía potencial. Comenzó a dirigirse a posibles patrocinadores en Jordania y a conseguir apoyo de los contactos de los guionistas en Los Ángeles.
El resultado fue Capitán Abu Raed, estrenada en el año 2008 y aclamada por los críticos. Con la dirección de Matalqa, la conmovedora historia trata de un anciano que trabaja como empleado de limpieza en el aeropuerto de Amán, cuando su vida se entrecruza con la de los niños locales. Además de ganar varios premios internacionales, Capitán Abu Raed marcó el surgimiento de Jordania como una nación productora de cine contemporáneo.
“¿Por qué nos llevó tanto tiempo?” pregunta Nadine. “Por culpa del permiso”, dice con una sonrisa.
“Existe la actitud de esperar a recibir el permiso para crear”, explica y agrega que la autocensura inhibe la licencia individual para crear historias y genera preguntas como: “¿Es mi voz lo suficientemente interesante? ¿Tiene suficiente valor? ¿Soy buena de verdad?”
“Se trata de un fenómeno presente en todas las artes, creo. Nosotros no esperábamos el permiso de nadie”, señala.
Esta vez no fue una excepción. Con reconocimiento institucional y, tal vez más importante aún, el crecimiento de redes informales de apoyo, otros cineastas jordanos siguieron los pasos de Capitán Abu Raed. Los más destacados fueron Mahmoud Al Massad, cuyo crudo documental urbano Recycle (Reciclaje) (2008) atrajo la atención internacional, y Mohammed Al Hushki, que realizó Transit Cities (Ciudades en tránsito) (2009) sobre una mujer que regresa a Amán después de vivir 17 años en el extranjero para descubrir que su familia y la ciudad han cambiado. La película ganó dos premios en el Festival Internacional de Cine de Dubái. La meta de Nadine de crear una comunidad de cine jordano viable, con experiencia y habilidades, se estaba logrando con la ayuda de una firma cinematográfica bajo la administración de la RCC que estaba brindando un gran apoyo a escritores y directores locales, así como con el respaldo de personas como el difunto Ali Maher, presidente de la RCC y defensor de las artes creativas.
Fadi Haddad explica cómo se acercó a Nadine en 2010, en su graduación del IACMR, con una idea que había desarrollado con una compañera, Nadia Eliewat.
Los amigos calculaban que deberían esperar “cinco o seis años” para tener la oportunidad de llevar la idea al cine, pero “Nadine leyó el guión y [nos pidió] ser la productora ejecutiva”, recuerda Haddad. “Tiene una energía que [significa] ‘lo haremos posible’”.
En esa ocasión el resultado fue When Monaliza Smiled (Cuando Monaliza sonrió), una comedia romántica sobre una inverosímil relación entre una empleada jordana seria y un alegre empleado egipcio alegre de la cafetería. La película, la cual se filmó en Amán y se estrenó en 2012, fue un éxito en la región.
“Creo que [la película] no hubiera sido posible sin Nadine”, dice Haddad, el director de Monaliza, que ahora da clases de cine en la Universidad Americana de Dubái.
Nadine “estaba siempre allí, día tras día, para hacer comentarios y supervisar la elección de los actores, las ubicaciones”, agrega. “Pero no intentaba actuar como jefa. Decía: ‘Es el proyecto de Fadi, lo estamos ayudando a realizar su película’. Nunca me olvido de eso”.
“Monaliza generó mucha polémica en Jordania”, dice Omar Razzaz, director hasta hace poco del consejo directivo del Fondo de Desarrollo Rey Abdalá III (FDRA), una organización no gubernamental jordana dedicada al fortalecimiento cívico. La película incluye “varios tabúes sobre asuntos de trabajadores extranjeros, clases, identidad [y género]”, dice. “Sacó muchas cosas a la luz”, agrega.
Razzaz destaca que establecer una industria cinematográfica en Jordania no solo tiene un impacto cultural. “Desde una perspectiva puramente económica, el valor agregado de la industria cinematográfica es enorme, porque cuenta con muchísimas conexiones: música, diseño, moda, turismo, cultura. Se puede promocionar todo un país a través de lo que se produce [en la pantalla]”, dice.
La familia real de Jordania ha tenido por mucho tiempo una estrecha conexión con el entretenimiento cinematográfico. Los padres del rey Abdalá se conocieron en el set de Lawrence de Arabia y el propio rey tuvo una participación sin diálogo en un episodio de la serie de televisión Star Trek: Voyager.
Pero Nadine, que guarda un impulso intenso detrás de su exterior alegre y tranquilo, se siente impaciente con un modelo de filmación que dependen del apoyo de la realeza o el estado. Para su próximo proyecto rompió ese molde buscando el patrocinio de una serie de fuentes comerciales locales del sector privado. El FDRA también fue un apoyo financiero clave para Theeb (2014), dirigida por el discípulo de Nadine, Abu Nowar.
Este último éxito jordano, cuyo título significa “lobo” en árabe, trata sobre un oficial del ejército inglés en los desiertos del norte de Arabia durante la Primera Guerra Mundial desde el punto de vista de un niño beduino involucrado en eventos fuera de su alcance. Theeb es un drama de relaciones íntimo, extremadamente bien observado y descrito por la revista Variety de Hollywood como “una clásica película de aventuras del mejor estilo, poco vista en estos tiempos... Una película del oeste beduina filmada en el desierto de Jordania con beduinos verdaderos”.
“Nadine es alguien que se ganó su puesto”, dice Razzaz y la describe “muy resuelta, muy creativa” y muy confiable. “Da seguridad saber que hablas con una persona que [no] se va a retirar el año que viene”.
“El FDRA siempre ha diferenciado entre ganancia económica y beneficio social”, dice Razzaz y destaca que el éxito de una película se puede medir de muchas más formas que la recaudación de taquilla. “Vimos rápidamente cómo [Theeb] comenzó a cambiar la forma de pensar de las [comunidades rurales] sobre la posibilidad de ser un actor y no solo un conductor de autobuses o un guardia de seguridad”.
Este beneficio social también se puede ver en el set de la película. En 2006, solo un tercio de los equipos de filmación en Jordania estaba formado por jordanos. Para el 2014, se habían filmado dos películas en Jordania con un 70 u 80 por ciento de equipos jordanos: Rosewater, dirigida por el presentador de televisión Jon Stewart y Kajaki, por el británico Paul Katis. El cine está ampliando la base de competencias de la nación, desde la construcción de un set hasta el diseño de vestuario.
Bassel Ghandour tuvo su gran oportunidad en Capitán Abu Raed como asistente de producción de Nadine Toukan. Luego se ganó un puesto en The Hurt Locker (En Tierra Hostil) y aprovechó la experiencia para ser uno de los guionistas de Theeb (Lobo). En la actualidad, dirige su propia empresa productora cinematográfica en Amán.
“Para nutrir un sistema que contaba con personas que realmente no sabían nada y lo único que tenían era la ambición de trabajar en la industria cinematográfica se necesita realmente tener una visión”, dice sobre Nadine.
Había y todavía hay obstáculos: el IACMR quebró y hasta ahora ninguna película jordana ha generado ganancias. Pero Theeb se encuentra en camino para lograrlo, ya que capitalizó los éxitos del festival y se aseguró estrenos generales en 2015 en el Reino Unido y EE. UU., los dos mercados cinematográficos más grandes e importantes.
Los beneficios más amplios son una alegría para muchos.
“Veo definitivamente una ganancia imponderable”, dijo Saad Mouasher, vicepresidente del Banco Ahli de Jordania. Es uno de los patrocinadores de Theeb y apoya el trabajo de Nadine en la industria de forma incondicional.
“Cuando produces una película, inviertes en las capacidades locales. Las películas son nuestra forma, en el mundo árabe, de recuperar nuestro legado”, dice. “Volvería a invertir. Hasta que la industria madure, los asuntos como el apoyo a las artes, la libertad de expresión y la creación de nuestras propias historias tienen prioridad por sobre las ganancias [económicas]. Culturalmente, esto no tiene precio. Nadine es una de las impulsoras del cambio positivo en Jordania”.
Entre un sorbo de té y otro en el concurrido café donde nos encontramos, le pregunto a Nadine si intenta cambiar su país. Después de una pausa, asiente con la cabeza y dice: “Sí, lo intento. Lo intentamos. Es un placer hacerlo. Es una de las razones por las que me levanto entusiasmada todos los días; por la aventura de lograrlo”.
“Se pueden ver los peldaños” en el camino al éxito, dice. “Eso me inspira y me motiva muchísimo. Un movimiento cinematográfico cambiará cultural y políticamente a Jordania; la experiencia de ir al cine con un grupo de extraños, reír juntos, llorar juntos, enamorarse juntos, es extremadamente importante a la hora de que una cultura se halle a gusto con sí misma”.
Nadine sigue determinada a romper moldes y abrir más caminos creativos para Jordania y sus habitantes.
“Mi deber es producir un buen entretenimiento y me encanta lanzarme hacia lo desconocido”, dice. “Si la industria cinematográfica en Jordania estuviese establecida, no sé si estaría tan entusiasmada. Es una oportunidad enorme, sin límites. Eso es realmente emocionante para mí. ¡Menos reglas!”
About the Author
George Azar
George Azar is author of Palestine: A Photographic Journey (University of California, 1991), co-author of Palestine: A Guide (Interlink, 2005) and director of the films Beirut Photographer (2012) and Gaza Fixer (2007). He lives in Beirut.Matthew Teller
Matthew Teller is a UK-based writer and journalist. His latest book, Nine Quarters of Jerusalem: A New Biography of the Old City, was published last year. Follow him on X (formerly Twitter) @matthewteller and at matthewteller.com.
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